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.Holly se asió a aquella última explicación. Sabe, señorita Glynn, una de las razones por las que Jim me trajo aquí erapara ver si podíamos vivir en la granja, al menos durante cierto tiempo. Es un pueblo más agradable de lo que parece dijo la señorita Glynn.Aquí serán felices, se lo garantizo.De hecho, dejen que les dé un par de tarjetas delectores para la biblioteca.Se sentó de nuevo y abrió uno de los cajones del escritorio.Al tiempo que sacaba dos tarjetas y cogía un bolígrafo, Holly dijo: El asunto es que para Jim aquí hay tantos recuerdos buenos como malos, yla muerte de Lena es uno de los peores. El caso es que prosiguió Jim yo tan sólo tenía diez años cuando murió,bueno, casi once, y quizá me obligué a olvidar lo que ocurrió.No estoy demasiadoseguro de cómo murió, y me preguntaba si usted podría recordar.Holly decidió que Jim no era un entrevistador tan malo como creía. No puedo decir que recuerde los detalles respondió la señorita Glynn.En realidad, no creo que nadie sepa lo que hacía en el viejo molino a aquellashoras de la noche.Henry, tu abuelo, dijo que algunas veces iba a allí para estartranquila.Era un lugar fresco y tranquilo, donde podía hacer un poco de punto ymeditar.Y, desde luego, en aquellos días no era la ruina en que ahora se haconvertido.De todas formas parece extraño que estuviera allí a las dos de lamadrugada haciendo punto.Mientras la bibliotecaria les contaba todo lo que podía recordar de la muerte deLena, confirmando que el sueño de Holly había sido en realidad un recuerdo deJim, Holly se sintió afectada por el miedo y las náuseas.Lo que Eloise Glynn noparecía saber, y quizá nadie sabía, es que Lena no se encontraba sola en elmolino.Jim también estaba allí.Y sólo Jim había salido con vida.Holly le miró y vio que de nuevo su rostro había palidecido.Su rostro estabatan gris como el cielo de Svenborg.La señorita Glynn le pidió a Holly el carnet de conducir para terminar de rellenarsu tarjeta, y aunque Holly no quería la tarjeta sacó el carnet. Jim dijo la bibliotecaria , creo que lo que más te ayudó a superar el dolory la pérdida fueron los libros.Te aislaste en ti mismo, pasabas el día leyendo, ycreo que usaste la fantasía para aplacar el dolor. Le entregó a Holly el carnet deconducir y la tarjeta de la biblioteca, y dijo : Jim era un niño increíblementebrillante.Se podía concentrar totalmente en un libro, se convertía en algo real paraél.«Sí pensó Holly , desde luego que sí.» Cuando llegó por primera vez al pueblo oí decir que jamás había ido antes auna escuela, que había sido educado por sus padres, creí que era algo terrible, apesar de que tuvieran que viajar todo el tiempo con aquel número que hacían enlas salas de fiestas.Holly recordó las fotografías que colgaban de las paredes del estudio de Jim enLaguna Niguel: Miami, Atlantic City, Nueva York, Londres, Chicago, Las Vegas. Pero realmente hicieron un buen trabajo.Al menos fomentaron en él lapasión por los libros, lo que más adelante le sirvió. Se volvió hacia Jim .Imagino que no le has preguntado nada a tu abuelo acerca de la muerte de Lenaporque crees que podría afligirle hablar de ello.Pero no es tan frágil como piensas,y él lo sabrá mejor que nadie, desde luego. La señorita Glynn se dirigió de nuevoa Holly : ¿Le ocurre algo, querida?Holly se dio cuenta de que se hallaba perpleja con la tarjeta azul en una mano,como una estatua, como uno de aquellos personajes de los libros que esperan conansiedad ser leídos para volver a la vida.Por un momento se vio incapaz deresponder a la pregunta de la mujer.Jim parecía demasiado estupefacto para poder reaccionar.Su abuelo estabavivo en algún lugar, pero ¿dónde? No dijo Holly , no me ocurre nada.Me acabo de dar cuenta de que senos hace tarde.Volvió a tener una visión: su cabeza decapitada gritando, sus manos cortadasreptando por el suelo como arañas, su cuerpo mutilado retorciéndose en medio dela agonía; estaba descuartizada pero no muerta, de un modo imposible seguía viva,envuelta en un horror que iba más allá de toda resistencia.Holly se aclaró la garganta y parpadeó mirando a la señorita Glynn que a suvez la observaba con curiosidad. Ah, se nos hace bastante tarde.Y tenemos que ir a ver a Henry antes decomer.Ya son las diez.Todavía no le conozco. Balbuceaba, sin poderlo evitar.Realmente tengo muchas ganas de conocerle.A menos que hubiera muerto cuatro años atrás, como Jim había dicho, y enese caso no sentía el mínimo deseo de encontrarse con él.Pero la señorita Glynnno parecía ser una médium que alegremente se dedicara a conjurar la presencia delos difuntos para mantener una pequeña conversación. Es un hombre agradable dijo Eloise Glynn.Sé que debió de odiar la ideade abandonar la granja después de que sufriera aquel ataque, pero puede sentirsecontento de que no le dejara peor de lo que está
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