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.Mari también podría acusarlo de «inducción al delito», puesto que atrajo laatención de Adán y Eva hacia el lugar exacto donde se encontraba.Si nohubiese dicho nada, generaciones y generaciones pasarían por esta Tierra sinque nadie se interesara por el fruto prohibido, ya que debería estar en unbosque lleno de árboles semejantes y, por lo tanto, sin ostentar ningún valorespecífico.Pero Dios no había actuado así.Por el contrario, escribió la ley y encontróla manera de convencer a alguien para que la transgrediera, tan sólo parapoder inventar el Castigo.Sabía que Adán y Eva acabarían aburridos de tantaperfección y, tarde o temprano, pondrían a prueba Su paciencia.Y se quedóallí, esperando, porque tal vez también Él  Dios Todopoderoso se hallabaaburrido de que todo en la creación discurriera a la perfección; si Eva nohubiese comido la manzana, ¿qué es lo que hubiera sucedido de interesante enestos miles de millones de años?Nada.Cuando la ley fue violada, Dios  el Juez Todopoderoso aúnsimuló una persecución, como si no conociese todos los escondrijos posiblesque hubiese en el Jardín.Con los ángeles mirando y divirtiéndose con la broma(la vida para ellos también debía de ser muy tediosa desde que Lucifer dejarael Cielo), Él empezó a caminar.Mari imaginaba cómo de aquel episodio de laBiblia se podía obtener una hermosa escena para un filme de suspense: lospasos de Dios, las miradas asustadas que la pareja intercambiaba entre sí, lospies que súbitamente se detenían junto al escondrijo. ¿Dónde estás?  había preguntado Dios. Oí vuestro paso en el jardín, tuve miedo y me escondí porque estoydesnudo  había respondido Adán sin saber que, a partir de esta afirmación, seconvertía en reo confeso de un crimen.Listo.Mediante un simple truco, aparentando no saber dónde estaba Adánni el motivo de su fuga, Dios había conseguido lo que deseaba.Aún así, parano dejar ninguna duda al público angelical que asistía atentamente al episodio,Él había decidido ir más lejos. ¿Cómo sabes que estás desnudo?  había interrogado Dios, sabiendoque esta pregunta sólo tenía una respuesta posible: «Porque comí del árbolque me permite entenderlo».Con aquella pregunta, Dios demostró a sus ángeles que era justo y queestaba condenando a la pareja en base a todas las pruebas existentes.A partirde allí ya no importaba saber si la culpa era de la mujer, y las súplicas deperdón serían inútiles.Dios necesitaba un ejemplo para que ningún otro ser,terrestre o celeste, tuviese nunca más el atrevimiento de ir en contra de Susdecisiones.Y así expulsó a la pareja, sus hijos terminaron pagando también por eldelito (como sucede en la actualidad con los hijos de los criminales) y elsistema judicial había sido inventado: ley, trasgresión de la ley (lógica oabsurda, no tenía importancia), juicio (donde el más experimentado vencía alingenuo) y castigo.Como toda la humanidad había sido condenada sin derecho a recurrir lasentencia, los seres humanos decidieron crear mecanismos de defensa para laeventualidad de que Dios decidiera mostrar de nuevo Su poder arbitrario.Peroen el transcurso de los milenios de estudios, los hombres inventaron tantosrecursos que terminaron exagerando el número, y ahora la justicia era unamaraña de cláusulas, jurisprudencias y textos contradictorios que nadieconseguía entender cabalmente.Tanto es así que cuando Dios decidió cambiar de idea y mandar a Su Hijopara salvar al mundo, ¿qué sucedió? Cayó en las redes de la justicia que Élhabía creado.43 La maraña de leyes terminó generando tanta confusión que el Hijo acabócrucificado.No fue un proceso sencillo: Jesús pasó de Anás a Caifás, de lossacerdotes a Pilatos, quien adujo que no existían leyes suficientes según elCódigo romano.De Pilatos a Herodes que, a su vez, alegó que el código judíono contemplaba la condena a muerte.De Herodes otra vez a Pilatos, que aúnintentó una apelación ofreciendo un acuerdo jurídico al pueblo: azotó alacusado y mostró sus heridas, pero no sirvió de nada.Como hacen los modernos promotores, Pilatos resolvió promoverse acosta del condenado: ofreció entonces cambiar a Jesús por Barrabás, sabiendoque la justicia a estas alturas ya se había convertido en un gran espectáculodonde era preciso un final apoteósico, con la muerte del reo.Finalmente, Pilatos usó el artículo que facultaba al juez  y no a quienestaba siendo juzgado el beneficio de la duda: se lavó las manos, lo quequiere decir «ni sí, ni no».Era un artificio más para preservar el sistemajurídico romano sin dañar las buenas relaciones con los magistrados locales;permitía, además, que el peso de la decisión fuese transferido al pueblo en elcaso de que aquella sentencia acabara creando problemas tales como la venidade algún inspector de la capital del Imperio para verificar personalmente lo quesucedía.Justicia.Derecho.Aunque fuese indispensable para ayudar a losinocentes, no siempre funcionaba de manera que agradase a todos.Mari sealegró de estar lejos de todo ese ambiente, aún cuando esa noche, con aquelpiano tocando, no estuviese tan segura de que Villete fuera el lugar másindicado para ella.«Si alguna vez decido salir de aquí, nunca más me implicaré en el mundode la justicia, no pienso convivir con locos que se juzgan normales eimportantes, pero cuya única función en la vida es dificultar la de los otros [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

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