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.La gente se empezó a dar cuenta de que si querían que otras personas supieran dónde estaban refugiados, tendrían que estar preparados para correr el riesgo de atraer aún más muertos a la zona de la universidad.Ese fue el dilema que amenazó con dividir el grupo en dos.—No voy a estar de acuerdo con nada que haga regresar a esas malditas cosas —bufó Bernard Heath.La fuerza y el volumen sorprendente de su voz reforzaba la idea de que el miedo era la única razón de que se opusiera a la idea que se había planteado.—Por el amor de Dios, Bernard —suspiró Donna, frustrada por su beligerancia—, ¿no puedes comprender lo que estamos diciendo? Sabemos que cualquier cosa que hagamos hará regresar a los cuerpos, pero lo más probable es que también atraiga a quienquiera que sea que está ahí fuera.¿De verdad crees que nos podemos permitir quedarnos aquí solos durante mucho más tiempo?—Pero no estamos solos, ¿verdad? —argumentó Bernard—.Somos más de cuarenta.—Puede ser, pero ¿cuántos estamos ahora en esta sala? ¿A cuántas personas ves realmente en un día?Bernard miró alrededor de la sala de reuniones prácticamente vacía.Donna tenía razón, menos de la mitad del número total de personas del edificio se encontraba en esos momentos en la sala.Era raro ver reunidos a más de diez, y sólo había sido la actividad en el centro de la ciudad lo que había sacado ese día a la mayoría de ellos de sus habitaciones.Otros muchos seguían escondidos en silencio en sus espacios individuales, y salían únicamente cuando necesitaban comida o agua.—Pero ¿has visto cuántos se ha ido cuando oyeron los ruidos?—¿Y has visto cuántos se quedaron? —respondió Donna con rapidez—.¿Qué ocurrirá si el tamaño de la multitud se reduce a la mitad, Bernard? Seguirán siendo demasiados para que los podamos controlar.Seguiremos en la misma situación.El número de esos cabrones de ahí fuera sólo es una cuestión académica.—Ocurra lo que ocurra, terminaremos atrapados aquí —intervino Phil Croft desde el otro lado de la sala—.Entiendo lo que está diciendo Bernard, dales un par de semanas más y un par de miles de cuerpos más, y nuestro refugio se acabará convirtiendo en una prisión.—No importa lo que hagamos, esos cuerpos regresarán aquí —prosiguió Donna—.El resto de la ciudad es una tumba.No podemos evitar atraer su atención sobre nosotros, ¿no os parece?—Lo podemos intentar —protestó Bernard—.Podemos.—¿Qué podemos hacer? ¿Encerrarnos en habitaciones individuales en el último piso y aguantar la respiración para que no nos oigan?—No, sólo creo.—¿Has visto cómo se empiezan a comportar esas cosas? —preguntó Donna, con voz cansada—.Cada día se vuelven más activos y más violentos.Sé que individualmente no son demasiado fuertes, pero mira la cantidad a la que nos enfrentamos.—Y nos guste o no, tendremos que salir pronto a buscar suministros —interrumpió Croft—, estoy ya con las últimas cajetillas de cigarrillos.—Entonces, vete —replicó Bernard enfadado.Croft meneó la cabeza.—No me toques las narices, Bernard.Lo que estoy diciendo es que a medida que pase el tiempo, tendremos que alejarnos cada vez más para conseguir los suministros.Tendremos que pasar más tiempo en el exterior y correr más riesgos, a menos que hagamos algo ahora.Donna tiene razón.Es necesario que hagamos saber a quienquiera que esté allí fuera que estamos aquí.—Nos tenemos que empezar a organizar —continuó Donna—.Establecer algún tipo de rutina y orden en lo que estamos haciendo.Tenemos que encontrar una forma de hacer saber a esa gente que estamos aquí, sin excitar de nuevo a los cuerpos.—Te contradices —comentó Bernard—.¿Cómo vamos a atraer la atención de nadie sin atraer a más cuerpos?Sentado en un rincón de la sala, Nathan Holmes se levantó y pasó justo a través del centro del grupo para alcanzar la salida, moviendo la cabeza.—Sois un hatajo de jodidos idiotas —exclamó.Las demás personas en la sala se volvieron para mirarle—.Miraros.¿Qué estáis intentando hacer? Pensáis que vais a construir un jodido mundo nuevo o.—Sólo estamos intentando sobrevivir y.—empezó a decir Donna antes de que la interrumpiera Nathan.—Esto es inútil.Todo es inútil.Ni siquiera deberíais perder el tiempo hablando de ello.En cuanto pueda, saldré de aquí y voy a.—Todos sabemos exactamente lo que vas a hacer —le cortó Donna enfadada—, no dejas de explicárnoslo [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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